La enfermedad profesional es aquella “contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las actividades que se especifiquen en el cuadro que se apruebe por las disposiciones de aplicación y desarrollo de esta ley, y que esté provocada por la acción de los elementos o sustancias que en dicho cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional.”
Las enfermedades profesionales se pueden dividir en 6 grupos diferentes dependiendo del agente causante:
- Enfermedades profesionales causadas por agentes químicos.
- Enfermedades profesionales causadas por agentes físicos.
- Enfermedades profesionales causadas por agentes biológicos.
- Enfermedades profesionales causadas por inhalación de sustancias y agentes no comprendidas en otros apartados.
- Enfermedades profesionales de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos en alguno de los otros apartados.
- Enfermedades profesionales causadas por agentes carcinogénicos.
Asimismo, cada grupo se subdivide a su vez en función de los agentes que provocan la enfermedad: Por ejemplo: agentes físicos: ruido (A), vibraciones (B), posturas forzadas y movimientos repetidos (C) A su vez, éstos se subdividen en subagentes y después se añaden los códigos correspondientes a las principales actividades en que se encuentra este agente.
Por tanto, para poder ser considerada como enfermedad profesional se deben de dar una serie de requisitos. Estos son que exista una relación directa entre la enfermedad y el trabajo, que sea una actividad incluida en el cuadro de enfermedades profesionales y/o que esté provocada por elementos y sustancias indicadas en dicho cuadro.
La aparición de este tipo de situaciones no tienen por qué darse de golpe, sino que pueden manifestarse de una forma lenta y progresiva. Por eso, hay que tener en cuenta que a la hora de declarar una enfermedad profesional el intervalo de tiempo debe concordar con la evidencia científica sobre la evolución de la enfermedad.
Pero, ¿qué podemos hacer para prevenir las enfermedades profesionales?
Algunas de las cosas que podemos llevar a cabo son realizar evaluaciones de riesgos laborales para conocer cuáles son los riesgos y adoptar las medidas de prevención necesarias, formación e información para nuestros trabajadores, realizar vigilancia de la salud, tanto inicial como periódica, para poder detectar de manera precoz cualquier enfermedad que se produzca o investigar los casos de enfermedades profesionales declaradas y poner medidas para evitar nuevos casos.
Del mismo modo, también podemos adaptar y cambiar de puesto a los trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos, realizar un mantenimiento adecuado de las instalaciones y lugares de trabajo y establecer pausas y descansos para evitar fatiga.